miércoles, 29 de febrero de 2012

Introducción al Tarot

El Tarot está compuesto por 78 cartas, riquisimas en representaciones alegóricas, que constituyen uno de los más antiguos sistemas de adivinación.

Se trata del conjunto de 22 arcanos mayores y 56 arcanos menores., y aunque los cartomantes profesionales hacen uso de la baraja completa, para un principiante basta con limitarse a los 22 arcanos mayores, puesto que son las cartas mas significativas de todas.

Los Arcanos Mayores representan los puntos clave, los simbolos más cargados de significado. El riquisimotejido simbólico de estos arcanos, relacionado con las demás disciplinas esotéricas como la cábala, la aruspicina, la alquimia o la astrologí, constata que el saber misterioso, la ciencia oculta, es en realidad única y que todas las disciplinas que la componen son interdependientes unas de otras.

Los Arcanos Menores, formados por cuatro series de 14 cartas cada una, tratan de especificar, detallando los significados simbolicos de los Arcanos Mayores, indicando por ejemplo el efecto de una acción, las circunstancias, el tiempo de realizacion de un acontecimiento...

Podriamos decir, que la baraja del Tarot, se presenta por si sola como un libro sagrado, iniciático, un instrumento para pensar.

viernes, 24 de febrero de 2012

La magia del Tarot

HECHIZOS MÁGICOS 

Puedes realizar hechizos magicos con las cartas del TAROT. Para ello :
  1. Escoje de la tabla que hay a continuacion la carta que mas se corresponda con el hechizo que deseas realizar
  2. Enciende una vela y colocala junto a la carta, boca arriba
  3. Concentrate en la figura durante unos minutos, repite su nombre tres veces y habras puesto en marcha el hechizo.


CARTA
VELA
HECHIZOS



El loco
Blanca
Nuevos comienzos, niños, creatividad
El Mago
Amarilla
Comunicación, protección contra el engaño
La Suma Sacerdotisa
Lavanda
Secretos, mujeres, espiritualidad
La Emperatriz
Rosa
Matrimonio, fertilidad, lealtad, confianza
El Emperador
Azul oscuro
Éxito, respaldo, cuestiones profesionales
El Sumo Sacerdote
Púrpura
Sabiduría, encontrar objetos perdidos
Los Enamorados
Verde
Talismanes para el amor, sexo, romance
El Carro
Rojo intenso
Viajes, cambio de casa, seguridad en uno mismo
La Fuerza
Rojo oscuro
Paciencia, superar limitaciones
El Ermitaño
Plateada
Integridad personal
La Rueda de la Fortuna
Naranja
Cuestiones monetarias, buena fortuna
La Justicia
Gris
Toma de decisiones, negociaciones
El Colgado
Verde oscuro
Aceptación de uno mismo, renuncia a adicciones
La Muerte
Marrón oscuro
Anulación de carga emocional, nuevos comienzos
La Templanza
Lila
Calma, nueva perspectiva, aplacar el ardor
El Diablo
Ocre
Superación del miedo y las dudas sobre uno mismo
La Torre
Vainilla
Prosperidad, sexualidad, protección
La Estrella
Amarillo claro
Fama, reconocimiento
La Luna
Jazmin
Belleza, paz, atracción
El Sol
Dorada
Felicidad, energía, creatividad
El Juicio
Indigo
Perdón, liberación
El Mundo
Multicolor
Seguridad en uno mismo, nuevas ideas, viajes


LA LUNA

La madre, nuestro refugio, talentos innatos. Esto y más significa la Luna en la carta astral.
Entre los otros planetas y luminares que influyen poderosamente en la conformación de nuestra identidad, la Luna es, sin duda, un factor fundamental. Efectivamente, cuando conocemos nuestro signo lunar, o la posición por signo de la Luna al momento de nacimiento, nos podemos explicar muchas cosas, aspectos que incluso a veces distan de nuestras cualidades solares.
La Luna es la energía más conocida para todo ser humano. De hecho, cuando nacemos nuestra conciencia está protegida por la energía de la Luna, es decir, nuestra conciencia  es 100 por ciento lunar y poco a poco se va abriendo a otras energías, alcanzando un nivel de integración mayor. Si nuestra Luna de nacimiento está en el signo de Cáncer, por ejemplo, será con esa energía con la cual nos identificaremos más inconscientemente. Si la Luna cae en el signo de Sagitario, será con esa vibración con la que más me sentiré en casa. Así, cada Luna supone una energía distinta, pero a nivel arquetípico lo importante es que, cualquiera sea la posición de la Luna, ésta siempre indicará qué energía constituye el refugio en mi vida, con cual me siento “como en casa”, qué energía constituye mi nido, mi manto protector y nutricio.
La Luna simboliza la madre y todo aquello que connote protección. Es por ello que, aunque no conozcamos el signo de nuestra Luna, es muy probable que en momentos de temor, inseguridad o desprotección, tendamos inconsciente y automáticamente a refugiarnos en esta energía.
La Luna es nuestro refugio y, cuando la conocemos, cuando tomamos conciencia de su influjo, podemos refugiarnos en ella pero ya no como niños, sino como adultos que eligen nutrirse y apapacharse en esta energía. Cuando la Luna es una elección, dejamos de estar atrapados regresivamente en ella, como si sólo fuésemos ese fragmento de energía. Como adultos, reconocemos nuestra totalidad y si vamos a nuestra Luna es porque constituye nuestra energía básica, en ella nos nutrimos y cuidamos de nuestra alma.
Cuando desplegamos nuestra Luna conscientemente, nos acercamos a nuestros talentos: naturalmente somos seres lunares, nutrimos a otros y a nosotros mismos desde este lugar. Somos capaces de desplegar toda nuestra sabiduría lunar acerca de ese signo. Cuando dejamos que el mecanismo nos atrape no siempre crecemos. Con una Luna en Géminis, por ejemplo, en un momento de desprotección nos ponemos a explicar, aclarar, racionalizar y dudar, cuando a lo mejor la vida nos pide a gritos sentir, resonar y silenciarnos.